Vivir la espiritualidad de forma natural y sencilla significa encontrar lo trascendental en lo cotidiano, como un juego infantil lleno de curiosidad y conexión con uno mismo y el entorno. Lejos de rituales complicados y palabras solemnes, la espiritualidad auténtica es un estado espontáneo de libertad, alegría y presencia plena. El juego simboliza esta experiencia profunda, permitiendo que la conciencia se despliegue sin miedo ni rigidez. Herramientas como la terapia Gestalt y las constelaciones familiares apoyan esta visión, invitando a centrarse en el aquí y ahora, sin adornos ni prejuicios. La espiritualidad es celebrar la vida con ligereza, aprender a maravillarse y a compartir como hacen los niños que repiten sus juegos con fascinación. Más que una respuesta, es una sensación de conexión profunda y un llamado a vivir la vida como un juego sagrado. ¿Jugamos?